La historia de Federación es muy conmovedora, y así lo vivieron, al escuchar el relato, los numerosos asistentes. Es una historia de amor por la tradición, por el terruño, también de sacrificio y de lucha para preservar la identidad. Una lucha hecha de plegarias y marchas silenciosas, sin cortes de ruta, sin arrojar una piedra, sin violencia. También vimos un video, referido al hallazgo del agua termal, donde pudimos apreciar cómo se involucra todo el pueblo, desde las autoridades hasta los niños, cuando se trata de pelear por el bien común.
La novela relata el nacimiento del amor entre un hombre y una mujer, que se conocen camino de Federación, y a la vez recrea la historia de la ciudad, desde la primera fundación de la estancia Mandisoví, por Juan de San Martín, hasta el presente.
Es interesante resaltar que el 16 de noviembre pasado los fereraense celebraron su propio Bicentenario: 200 años desde que Manuel Belgrano, de camino al norte, distribuyó los terrenos y fijó el ejido, por medio del "Decreto belgraniano". Y festejaron ese cumpleaños en una ciudad que tiene apenas treinta y un años, con lo que demostraron que nada, ni la piqueta que no dejó edificio en pie ni el agua, pudo borrarles la identidad.
Gracias a mi familia y amigos, por estar ahí, como siempre.
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